martes, 10 de abril de 2012

¡Hola! soy una humilde opinadora universitaria.


Hola gentes varias de este mundo,

Hoy es un mal día, mañana tengo un examen terrible, un verdadero apocalipsis neuronal. Mis oídos pitan de lo rápido que se acerca. Y yo aquí, haciendo un blog.
¿Porqué eres tan idiota? me preguntaréis.
El caso es que siempre he tenido una cierta inquietud por escribir mi opinión (aquí es cuando pensabais que os iba a vender la moto de lo mucho que me gusta escribir y lo apasionada que resulta mi existencia ¿eh? Pues no). No es que yo crea que mi opinión valga nada, bueno, realmente sí lo creo, creo que soy cojonuda porque yo soy yo y no vosotros, pero no veo porqué le puede interesar a otro ser humano que se deje caer por este rincón acabado de crear. Como podréis deducir... no me importa, es lo chahci pistachi que tiene Internet; el anonimato te da alas para hacer el capullo, y es lo que yo, pobre victima de esta terrible influencia, haré. Me alegraría que, igualmente, no os sintierais intimidados por esta presentación y os animarais a entrar periódicamente (huele a secta), y a dejar vuestra opinión sobre lo que opino, no sobre mi opinión porque cada uno tiene la suya. En resumen: buscaos la vuestra y dejadme en paz.

Hoy, aunque breve, voy a hablar de algo que llevo observando desde hace mucho tiempo, y que se ha ido agudizando en los últimos meses a causa de mi, en mala-hora-desgraciado, contacto con un ser simple y egocéntrico.
Resulta que hay gente que tiene una cámara reflex, 20 millones de blogs, flickr, deviantart, etc. donde colgar fotos, 100 mil quinientos siete adoradores y, sin embargo, no es capaz de hacer. Una. Sola. Insignificante. Simple. MALDITA. Fotografía decente. NI-UNA.
Yo no os voy a mentir (no me hace falta), siento envidia, igual que todos aquellos que, como yo, tengan que utilizar una compacta (muy digna), que cambie de color las luces, no haga fotos de noche, y la mitad de estas padezcan, inexplicablemente, de una pésima calidad tan sólo por cambiar el dichoso tipo de foto (una macro, por ejemplo). Y pese a nuestro esfuerzo y frustración, no tenemos una corte de aduladores fáciles de satisfacer. Y, no nos engañemos, sé tan bien como vosotros, que muchas veces incluso dudamos de nuestra habilidad porque nos exigimos unos resultados.
Pero ahí están los mediocres, con sus 70 mil fotos horribles, creyéndose la hostia entre los pastelosos alagos de su babosa corte, dando consejos a otros, criticando por aquí y por allá y, en definitiva, ganándose a pulso un aplauso... en la cara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario