domingo, 9 de febrero de 2014

Hacer una carrera...

...U otras maneras de desear teletransportarse en el tiempo hacia adelante.

Quitároslo de la cabeza, no vais a disfrutar de ningún tipo de vida universitaria orgiástica, eso solo existe en las películas americanas. La cruda realidad es que hacer una carrera es ir a un campo de batalla durante por lo menos cuatro años y dejarte la piel hasta que deseas que se acabe de una vez, pero entonces descubres que aún tienes un poco de energía vital para hacer un máster y luego vendrán las practicas y luego el doctorado, y así van pasando los años...porque desengañaros...la carrera no se acaba nunca, NUNCA.

Me queda poco, voy arrastrándome como una babosilla que se ha quedado seca, me dejo el pellejo en el asfalto, y no es que me esté esforzando muchísimo, siempre me da la sensación de que podría dar más si me estresara menos, pero llega un punto de no retorno en el que tu mente se va a tomar por saco y es el momento de relativizar: "no es tan importante", "lo que yo quiero es ser feliz" o "que más dará un 9 que un 6". 
Cuando te queda UN año para terminar, es cuando más te cuesta ver la luz al final del túnel, empiezas a plantearte no sólo si de verdad te gusta lo que haces o vale la pena para ti, sino qué demonios harás con tu vida después...y es que esto... es el paso numero dos en la lista de problemas universitarios. 

Empiezas a tener ya una edad en la que dices "mierda tengo 21 años, mis padres no me dan un duro, me paso el verano trabajando, tengo una pareja estable", y eso en España te lleva a "no me puedo permitir un piso ergo no me puedo independizar, ni siquiera hay trabajo fijo" así que empiezas a intentar autoconvencerte de que aún eres muy joven (eh, y lo eres), porque simplemente la otra opción es sentirse un pájaro enjaulado, estresado y con sobredosis de cafeína, (da igual lo duro que lo intentes, seguirás sintiéndote así).
Y es que hay momentos en los que te haces "mayor" de golpe, nadie te había explicado nunca donde estaba esa barrera, de vivir protegido a ser tu propia protección. Y nunca te darás cuenta de lo cerca que la tienes hasta que la traspasas, hasta que de repente eres LA/EL responsable, hasta que ya nada se da por sentado, hasta que incluso piensas cuando vas a casarte porque no está tan lejano (por mucho que lo flipes, y lo flipas).

En fin.. ahora debería venir la conclusión, pero es que no hay, este tema es inconcluso porque no hay solución a estos sentimientos, porque vivimos en una situación complicada... ¿mi consejo? seguid luchando, no importa nada más que el camino y quien la sigue la consigue, sea porque llega adonde se propuso o porque se lo pasó genial en el viaje. 

Y no hagáis como yo... no os estreseis tanto. 
Chin pom.

domingo, 2 de febrero de 2014

Nos ponemos cursis e inaguantables: el amor

Son las 3:28 de la madrugada, me he quedado despierta hasta tarde viendo una serie bastante estúpida para chicas adolescentes de la MTV (no me juzguéis), pero ha resultado ser bastante interesante, más que eso: ha sido inspiradora, lo suficiente para quedarme hasta las tres y media de la mañana medio tumbada en la cama ganándome una torticulis espantosa. 
La cosa es (y aquí viene lo interesante) que he estado reflexionando acerca del amor, y sí, esto es un gran cliché, pero no sé qué se puede esperar de un post de madrugada en un blog como este. 
El amor es... varias cosas a la vez, siendo sincera es bastante terrorífico. Y sí, lo defino a partir de las sensaciones que he experimentado y de los problemas estomacales que me ha generado.

Hasta hace 7 meses apenas sabía lo que era el amor. De hecho me resultaba bastante irritante, era como una piedra en mi camino, algo que parecía que no fuera a sucederme nunca más y por lo que no rezaba cada noche francamente. De hecho quería huir de toda clase de amor, aunque yo no era consiente en ese entonces. 

Cuando hay química entre dos personas es difícil no darse cuenta, aún cuando estás tan ciega como yo lo estaba y como seguramente en parte sigo estándolo. Aunque no quieras que suceda va a suceder, así que aprende a aceptarlo y deja de mentirte a ti mismo/a hostia ya. 
Antes pensaba que tenia el control sobre mi vida, pero en realidad temía perder ese control, y enamorarte es perder el control, es ponerte en manos de otra persona y del devenir de la vida, y eso...ASUSTA QUE TE DEFECAS. Así que mucha gente intenta simplemente boicotearlo, huir corriendo o rechazar cualquier muestra de afecto hacia otra persona. Y lo entiendo muy bien.

La cosa es, si yo hubiese huido... del todo, ahora no estaría aquí (3:43 de la mañana) con dos cupcakes en el cuerpo escribiendo cosas que no me gusta escribir, porque no estaría triste por no tener a mi lado a la persona que más me importa en este mundo...Pero... si hubiese huido, no tendría la posibilidad de haber llegado hasta aquí, de saber que la vida vale la pena por los demás, por su felicidad y sus muestras de afecto, por sus caricias y sus sonrisas, por el amor verdadero de alguien especial. 
Me da igual si suena a cliché, porque el hecho es que no es norma general aceptar tus sentimientos y disfrutar de la vida, la mayoría de nosotros huye y mira de reojo y con mala cara a las parejas que se besan en la calle, nos creemos que nos están restregando por la cara sus morreos (de alguna vil manera), que son desagradables, que no son seres racionales a los que merezca prestar atención, y DE HECHO, somos nosotros los que caminamos vacíos por dentro, hiperacionalizandolo todo y viviendo en una falsa y débil realidad en la que disponemos del control absoluto. 

Estoy harta del control, de los éxitos laborales, de la vida de corsets y autoprotección, el amor lo cambia todo, incluso a una/o  misma/o.