sábado, 5 de julio de 2014

Cuando no tienes nada que hacer en verano

Antes de nada, creo que voy a dejar de excusarme por no escribir durante milenios enteros, nuestra relación, la mía con mis lectores ausentes, es la relación de la sinceridad y auto-aceptación, así que no tiene sentido ir disculpándose cada vez. 

Dicho esto me dispongo a entrar de pleno en lo que me lleva hoy aquí: ¿Qué demonios, QUÉ DEMONIOS, hago yo ahora? Me dijeron que no a un trabajo después de haberme dicho que sí, y tras hacer la ronda de los currículums me asaltan por la calle para ofrecerme trabajo (sí, sí, no es coña) y acaban llamando a mi amiga...¡! 
La cuestión es que esto se junta a que tengo que hacer francés como...YA, porque lo necesito para el máster que empieza el año que viene, y no sé si seguir buscando trabajo o apuntarme a alguna academia/ buscar profesor particular porque a estas alturas ya no hay academia, escuela ni universidad que ofrezca cursos. 

¿No os pasa que cuando tienes ya una edad te sientes culpable si no tienes nada que hacer en verano? A mi me pasa, sé que no a todo el mundo le asaltan estas dudas ni le corroe el alma sentirse un ser veraniego, vago y pobre, pues algunos de mis compañeros de clase no han trabajado en su vida y viven felices en la inopia laboral. A mi en cambio ya no me vale pensar que si voy mucho en bici, me pongo morena y disfruto del verano éste ha sido provechoso, sino que he subido el escalón de la culpabilidad adulta y voy a estar martirizándome toda la temporada estival (algo no exclusivo de dicha época del año por otro lado). 
Todo ello se suma a """""problemas"""" personales", que me empujan a querer encontrar faena de una vez para así poder amasar la atractiva posibilidad de independizarme.

No sé, es un tema tonto quizás, pero ¿soy la única? 

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